sábado, 4 de enero de 2014

Koke salva al Atleti en la guerra de La Rosaleda

El Atlético de Madrid venció al Málaga en La Rosaleda (0-1) con un gol de Koke y más sufrimiento del esperado. El intenso y renovado equipo de Schuster se lo puso muy difícil al de Simeone. Pero acabaron ganando, como casi siempre, y siguen en lo más alto de la clasificación.


Fue una guerra lo que se vivió en la tarde de verano con la que camuflaba Málaga este cuatro de enero. Y en ella, volvió a triunfar el Atleti líder en solitario a la espera de noticias desde Can Barça. El equipo del Cholo Simeone, a falta de creatividad ante un rival que lo asfixiaba, tiró de oficio para solventar el compromiso. José Antonio Teixeira Vitienes apuntó en su libretilla el nombre de Juanfran, que se perderá por acumulación de tarjetas la final que les espera la próxima semana a los colchoneros en el Calderón contra el Barcelona. También apuntó el de Koke, autor del único gol del Atleti, que continúa con paso firme.

Quiso innovar Bernd Schuster. Asediado por la prensa y por una afición con un paladar ya demasiado exquisito, el alemán trató de darle el empuje competitivo que necesita su equipo cimentándolo desde la defensa. Hasta cinco alineó de salida. Angeleri, Weligton y Sergio Sánchez en el eje; Antunes y Jesús Gámez volando por los costados. Y se pudo ver un Málaga transformado, que se armaba con un 5-4-1 en defensa y se desplegaba en un 3-4-3 en ataque. Arropado por una afición entregada, los boquerones sintieron que podían con el Atleti. Contuvieron a su rival durante buena parte del partido. No hubo noticias de Diego Costa, totalmente aislado de la realidad y rodeado en todo momento por tres camisetas blanquiazules.

El Málaga aguantaba e incomodaba. Samu firmó un buen partido, Eliseu lo 
puso ímpetu a la causa y Gámez y Antunes llevaron peligro en sus acercamientos. Se estaba gestando un gran partido, un duelo de poder, un choque a ver quién era más fuerte de los dos. Un cabezazo de Eliseu a centro de Samu casi pone en ventaja a los blanquiazules, pero el balón se fue alto.

El Cholo tuvo que reaccionar. Se le veía intranquilo a medida que avanzaba el partido. En el descanso dijo basta. Sacrificó al joven Oliver Torres y puso en el campo a Adrián. Si no se ganaba por talento, se ganaría por la fuerza. Tiago cogió el escudo y se colocó como único pivote. A su lado aparecieron Arda Turan y Koke. Arriba, dinamita: Villa, Adrián y Diego Costa.

Y en un momento dado, en un tramo del partido en el que el Málaga atacaba con todo la portería de Courtois, el partido se descontroló. No fue por demasiado tiempo, tan sólo un par de ocasiones para ambos equipos, pero en ese momento reinó el caos en La Rosaleda. Y Diego Costa es el señor del caos. Arrancó con potencia para regalarle un balón a Adrián que, tras un recorte, sólo Weligton pudo evitar que se transformara en gol. A la siguiente, el Atlético no perdonó. Otra vez arrancó Costa, pero esta vez arrastró consigo a Angeleri, Weligton y Sergio Sánchez. Los tres centrales pendientes de sus movimientos. Y los tuvo a los tres. Metió un delicioso balón para Adrián que Willy Caballero salvó. Mismos protagonistas, pero distinto final, porque ahí apareció Koke para reventar el balón suelto y poner al Atleti en ventaja.

Tanto sufrió el Atlético de Madrid en La Rosaleda, que tras el uno a cero dio un gran suspiro de alivio. Simeone quitó a Villa y metió a Alderweireld. El partido no se podía escapar. Poco le importó que Schuster desmontara su planteamiento y se metiera en campo contrario con Santa cruz como faro para guiar al Málaga a la victoria. También le importó poco dejar en el banquillo a Sosa, aliciente extra para un partido ya caliente, pues el jugador argentino tenía un acuerdo verbal con el Málaga y acabó firmando por el Atleti –y el público le hecho una buena reprimenda por ello–. El Cholo fue pragmático. Y Juanfran y Filipe Luis, notables durante todo el partido en ataque, se juntaron con el resto de sus compañeros para formar una muralla infranqueable.

El Atleti lidera la liga y el próximo sábado espera al Barcelona en el Calderón. Será un partido a vida o muerte, una final en toda regla. Un partido para decidir el futuro y los objetivos de este equipo. Pero hasta ese momento, siguen siendo el mejor equipo de España.

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