El Atlético
de Madrid venció al Málaga en La Rosaleda (0-1) con un gol de Koke y más
sufrimiento del esperado. El intenso y renovado equipo de Schuster se lo puso
muy difícil al de Simeone. Pero acabaron ganando, como casi siempre, y siguen
en lo más alto de la clasificación.
Fue una
guerra lo que se vivió en la tarde de verano con la que camuflaba Málaga este
cuatro de enero. Y en ella, volvió a triunfar el Atleti líder en solitario a la
espera de noticias desde Can Barça. El equipo del Cholo Simeone, a falta de
creatividad ante un rival que lo asfixiaba, tiró de oficio para solventar el
compromiso. José Antonio Teixeira Vitienes apuntó en su libretilla el nombre de
Juanfran, que se perderá por acumulación de tarjetas la final que les espera la
próxima semana a los colchoneros en el Calderón contra el Barcelona. También
apuntó el de Koke, autor del único gol del Atleti, que continúa con paso firme.
Quiso
innovar Bernd Schuster. Asediado por la prensa y por una afición con un paladar
ya demasiado exquisito, el alemán trató de darle el empuje competitivo que
necesita su equipo cimentándolo desde la defensa. Hasta cinco alineó de salida.
Angeleri, Weligton y Sergio Sánchez en el eje; Antunes y Jesús Gámez volando
por los costados. Y se pudo ver un Málaga transformado, que se armaba con un
5-4-1 en defensa y se desplegaba en un 3-4-3 en ataque. Arropado por una
afición entregada, los boquerones sintieron que podían con el Atleti. Contuvieron
a su rival durante buena parte del partido. No hubo noticias de Diego Costa,
totalmente aislado de la realidad y rodeado en todo momento por tres camisetas
blanquiazules.
El Málaga
aguantaba e incomodaba. Samu firmó un buen partido, Eliseu lo
puso ímpetu a la
causa y Gámez y Antunes llevaron peligro en sus acercamientos. Se estaba
gestando un gran partido, un duelo de poder, un choque a ver quién era más
fuerte de los dos. Un cabezazo de Eliseu a centro de Samu casi pone en ventaja
a los blanquiazules, pero el balón se fue alto.
El Cholo
tuvo que reaccionar. Se le veía intranquilo a medida que avanzaba el partido.
En el descanso dijo basta. Sacrificó al joven Oliver Torres y puso en el campo
a Adrián. Si no se ganaba por talento, se ganaría por la fuerza. Tiago cogió el
escudo y se colocó como único pivote. A su lado aparecieron Arda Turan y Koke. Arriba,
dinamita: Villa, Adrián y Diego Costa.
Y en un
momento dado, en un tramo del partido en el que el Málaga atacaba con todo la
portería de Courtois, el partido se descontroló. No fue por demasiado tiempo,
tan sólo un par de ocasiones para ambos equipos, pero en ese momento reinó el
caos en La Rosaleda. Y Diego Costa es el señor del caos. Arrancó con potencia
para regalarle un balón a Adrián que, tras un recorte, sólo Weligton pudo
evitar que se transformara en gol. A la siguiente, el Atlético no perdonó. Otra
vez arrancó Costa, pero esta vez arrastró consigo a Angeleri, Weligton y Sergio
Sánchez. Los tres centrales pendientes de sus movimientos. Y los tuvo a los
tres. Metió un delicioso balón para Adrián que Willy Caballero salvó. Mismos
protagonistas, pero distinto final, porque ahí apareció Koke para reventar el
balón suelto y poner al Atleti en ventaja.
Tanto
sufrió el Atlético de Madrid en La Rosaleda, que tras el uno a cero dio un gran
suspiro de alivio. Simeone quitó a Villa y metió a Alderweireld. El partido no
se podía escapar. Poco le importó que Schuster desmontara su planteamiento y se
metiera en campo contrario con Santa cruz como faro para guiar al Málaga a la
victoria. También le importó poco dejar en el banquillo a Sosa, aliciente extra
para un partido ya caliente, pues el jugador argentino tenía un acuerdo verbal
con el Málaga y acabó firmando por el Atleti –y el público le hecho una buena
reprimenda por ello–. El Cholo fue pragmático. Y Juanfran y Filipe Luis,
notables durante todo el partido en ataque, se juntaron con el resto de sus
compañeros para formar una muralla infranqueable.
El Atleti
lidera la liga y el próximo sábado espera al Barcelona en el Calderón. Será un
partido a vida o muerte, una final en toda regla. Un partido para decidir el
futuro y los objetivos de este equipo. Pero hasta ese momento, siguen siendo el
mejor equipo de España.
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