jueves, 23 de enero de 2014

Godín rompe un perfecto empate a todo

El Atlético de Madrid venció al Athletic de Bilbao en el Calderón (1-0) gracias a un testarazo de Godín que hizo bueno el gran envío de Koke desde la derecha. Un tanto que desequilibró un partido que fue un perfecto empate a todo, y que da a los colchoneros ventaja de cara al partido de vuelta.


Cuando la competición llega al límite, este Atlético de Madrid siempre vence. Aunque no lo merezca, como hoy, que se vio en el Vicente Calderón un empate a todo encuadrado en un grandísimo partido de fútbol. Y son esas victorias inmerecidas pero cosechadas de todas maneras la que hacen tan grande a este equipo. Las que lo sitúan a la altura de los mejores. Su rival ya sabe de antemano que no sólo tendrá que competir el partido hasta el final y ser mejor que el Atleti. Puede que con eso no le alcance ni siquiera para arrancar un empate. Necesitan aplastar al equipo de Simeone para que no se les escape la victoria. Algo altamente improbable. Algo que aún no hemos visto esta temporada. El gol de Godín quizá no hizo justicia a lo que ofreció el global del partido, pero sirvió para prolongar la mística de este equipo que quiere seguir peleando por todo.

Marcó el Atlético de Madrid el ritmo del partido y de repente no hubo opción para su rival. Aunque lo intentara de mil formas, aunque se volcara en el área con más de cinco futbolistas. El Athletic siempre encontró lo mismo: nada. O, a lo sumo, un ¡huy! La partida que planteó Simeone era difícil de contrarrestar. Y eso que Valverde, estratega como pocos, lo intentó en todo momento. Calculó con precisión los movimientos del Cholo y los contrarrestó adecuadamente en función del estilo de su equipo y de los jugadores de los que disponía. El Athletic no encontró nada a pesar de que Ibai percutió por la izquierda, de que el ímpetu de De Marcos empujó una y otra vez primero a Filipe Luis y luego a Juanfran, de que Susaeta atacó sin piedad cada minúsculo espacio que dejaba el Atleti.

Aunque el dominio, durante el mayor tiempo del partido, fue vasco, el que controlaba el partido era el Atleti. El indefinido e indefinible Guilavogui condicionó en exceso el juego de su equipo en la primera mitad: obligó a Koke y a Raúl García a pegarse demasiado al centro para hacer funciones que no les corresponde ni por calidad ni por instinto. Pero aun así los colchoneros controlaron, y con la entrada de Gabi, descansaron sobre el pilar más importante de este equipo. Gabi es el principio y el fin de cada jugada. El que primero toma contacto con el balón en la sala de máquinas y el que destruye el avance enemigo si las cosas no salen bien. El pegamento perfecto que cohesiona un ataque brillante y una defensa feroz, y que le da al Atleti ese empaque tan característico que le hace sumar puntos por inercia.

El que no estuvo centrado en el partido fue Diego Costa. Y no lo estuvo porque pinchó en un hueso que, sorprendentemente, fue demasiado duro. El trabajo que hicieron sobre el hispano-brasileño Gurpegi y, especialmente, Laporte fue excelente. El central francés es a sus 19 años uno de los centrales más elegantes de la liga. Su salida de balón es soberbia, su golpeo de balón es exquisito y técnicamente no tiene símil. Pero siempre se le achacó una preocupante fragilidad defensiva. Hoy, en el escenario más duro posible, con una bestia como Diego Costa enfrente, sacó matrícula de honor. No sólo secó al punta atlético, sino que lo sacó del partido y le hizo aflorar esa agresividad que tanto afean su juego. Y todo con una limpieza y una elegancia ejemplares, a pesar de que Costa lo agredió en dos ocasiones.

Un centro perfecto de Koke desde la izquierda y un remate de cabeza de Godín, que entró en el área con más fuerza que un tren de mercancía. Eso fue lo que separó a Atlético y Athletic en el Calderón. Un tanto de gran factura y de capital importancia. Los colchoneros aterrizarán en el todavía incorrupto nuevo San Mamés con ventaja en una de las eliminatorias más vibrantes de la presente edición de la Copa del Rey. Porque sí, los chicos del Cholo también ganan aunque no lo merezcan del todo.

PabloG.

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