martes, 1 de octubre de 2013

Mesut Özil, puro talento

Irregular e invisible en las situaciones clave. Así comenzaban muchas de las descripciones de Özil cuando jugaba para el Real Madrid. Hoy, cuando más falta hacía, apareció. Fue el hombre más decisivo sobre el césped, sin lugar a dudas. No es de extrañar: su talento es infinito.


El partido que desarrolló Mesut Özil sobre el césped del Emirates frente al Napoli fue algo extraordinario. En la noche de los campeones, el alemán volvió a demostrar que pertenece a la nobleza del fútbol. Y lo hizo porque en Londres ha encontrado el contexto perfecto: un equipo que se articula en torno a él, unos compañeros que trabajan exclusivamente para su talento y un entrenador que le permite brillar dentro de ese inmejorable marco táctico de presión continua para lanzar las ofensivas. Özil es el centro de operaciones de un equipo que arrolla por donde quiera que pasa: líderes de la Premier y del bien llamado grupo de la muerte en Champions.

Hoy era el partido. El equipo que saliera derrotado pagaría enormemente las consecuencias. Y ahí apareció Özil para decidir en favor de su equipo. Cuando más fea estaba la cosa, más brillo su calidad, que no es poca. Al alemán se le criticó muchísimo durante su estancia en Madrid una tendencia a la desaparición en las grandes citas. Tendencia que, estadísticas en la mano, pocas veces fue tal. Pero hoy además hizo un partido visualmente magnífico, rematado con una participación inestimable en los dos tantos del Arsenal: gol y asistencia. ¿Quién dijo irregular? Mesut se ha quitado de un plumazo esa etiqueta que le perseguía sobre el verde.

Pero además, la mejor versión de Özil se vio partiendo desde la banda derecha. Desde ahí tuvo un impacto decisivo en el juego. Un ejemplo fue el segundo gol gunner, en el que llegó a la línea de fondo con mucha facilidad. De pronto, aparecieron las imágenes de aquel futbolista intrascendente y derrotado que naufrago en la orilla derecha del Signal Iduna Park de Dortmund. Se comprobó que lo que afecta a Özil no es jugar escorado, sino hacerlo descontextualizado.

Un contexto que sin la brillante ayuda de sus compañeros sería imposible. Hoy destacaron sobre el resto Ramsey y Giroud. El trabajo sin balón de los dos primeros fue un auténtico espectáculo: se dejaron la piel en el campo para presionar a los centrales rivales. Su esfuerzo liberó sobremanera a Özil, que se sentía en su salsa. El galés le regaló el gol al ‘11’ y el francés remató su asistencia para hacer el segundo.

Sin balón, su trabajo fue brutal; con balón, el factor diferencial del partido. Ramsey y Özil jugaron al escondite por todo el campo. Ahora aparecían por la derecha. Ahora, por la izquierda. Ahora, por el centro. Y gol. El Nápoles fue incapaz de contener la exhibición de Özil, que fue siempre acompañado por escuderos de excepción.

Si el cambio de mentalidad a este equipo se lo aporta Ramsey, el futbolista que ha elevado definitivamente el nivel de una plantilla que aún no conoce su techo es Mesut. Wenger ha hecho realidad su sueño de combinar un equipo alegre y competitivo, algo que no se veía en Londres desde hacía muchísimo tiempo. Su zurda es de seda, su cabeza privilegiada y su fútbol no tiene precio. Özil dibuja con maestría líneas que sólo él es capaz de ver. Y, además, con un índice de acierto elevadísimo. Hoy conecto sesenta y ocho pases de setenta y cinco intentados, un 91% de acierto. La gran mayoría de sus fallos fueron centros a balón parado. Fue el jugador que más veces pasó el balón de su equipo.

El partido de hoy ha ofrecido una estupenda lección: el talento siempre sale a relucir. Poco importa si la situación es o no propicia, si el lugar es o no el adecuado; siempre brilla. Hoy Özil instruyó con su fútbol. Escorado a la banda y en una situación límite apareció por todos lados para decidir el partido. ¿Por qué? Porque es puro talento.

PabloG.

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