lunes, 14 de octubre de 2013

Iniesta pondrá el punto

En un lugar de la Mancha, cuyo nombre es conocido por todos, Fuentealbilla, no ha mucho tiempo que vivía el futbolista más importante de la historia de España. Concretamente diecisiete años hace que un chiquillo de doce partió a Barcelona para cumplir sus sueños.


Ahora es el fútbol quien va a su casa a buscarlo. “Toc toc. ¿Está Andrés? Necesito que me eche una manilla… No, no es nada; simplemente se trata de hacer un grafiti con su nombre en los muros de la historia”. Chico –como lo llaman en casa–, que es un muchacho humilde, sencillo y generoso, llegará puntual a la cita. En Albacete, junto a los suyos; en el Carlos Belmonte, el estadio que lo vio debutar con la Roja y aquel en el que tantas veces soñó con triunfar cuando aún vivía en el pueblo, estará presente para sellar el pasaporte de España rumbo a Brasil para la defensa de su corona mundial. Sí, aquella que en la agradable noche del 11 de julio de 2010 regaló a su país con un derechazo nacido en lo más profundo de su alma.

A las 21.00 horas, Andrés no saltará solo al césped en lo que se presume una fiesta del fútbol español, aunque en teoría vayan a ser él y diez más. Con él estará ese inigualable grupo de futbolistas que tantas alegrías ha dado a los amantes del fútbol y del deporte en general, pero sobre todo a los españoles. Él, que se sabe el anfitrión será el encargado de liderarlos y organizarlos para la victoria. Dará un paso al frente y se erigirá de nuevo en el héroe.

Existen muchas incógnitas alrededor de los once elegidos para el partido final. No es de extrañar; en un grupo tan talentoso y competitivo debe ser difícil elegir sólo a unos pocos. Ante las cuestiones más complejas, el seleccionador fue salomónico en el partido anterior: en el asunto Monreal-Moreno dio prioridad a los galones para sacrificar el rodaje y el estado de forma; en el que atañía a Valdés y a Casillas –y a Reina, ese gran olvidado…–, hizo justamente lo contrario, dar prioridad al nivel mostrado en las últimas semanas. Lo que está por ver ahora es si Del Bosque considera que este encuentro pertenece a los que no estuvieron frente a los rusos blancos o si decide seguir con su apuesta.

También está el tema de los nueves, que tanto dan que hablar últimamente. Por los que no están, por los que están y por los que estarán. De momento, el que parte con ligera ventaja es Negredo. El delantero del Manchester City ha enamorado al gol en este inicio de temporada y le está sacando un buen provecho: sale a un tanto cada 84 minutos disputados, ya sea con su equipo o con la selección. El último partido fue un ejemplo: veni, vidi, vici. Hizo en media hora lo que Michu no logró hacer en tres cuartos. Ahora mismo es el delantero español más en forma.

Todos ellos saben que el objetivo está cerca, qué después de la tormenta, ha llegado por fin la calma. Atrás quedaron los sufrimientos frente a Francia, la impotencia frente a Bielorrusia y los amargos lamentos tras el empate rascado por Finlandia. También quedaron atrás las dudas, los murmullos y los dedos acusadores. Sólo falta un punto. Un punto que legitimará a España para batirse en duelo con cualquiera que intente birlarle su tesoro más preciado sobre suelo carioco.


Un punto que sin embargo habrá que arrancar de sus garras a la orgullosa Georgia, que ya espera con el autobús plantado sobre el verde. Que estos molinos de viento nos serán gigantes, pero opondrán la misma resistencia. Para combatir este mal sobradamente conocido, Del Bosque deberá emplear el mismo remedio de siempre: paciencia, confianza en el talento y alguna que otra ruptura al espacio, que tampoco viene mal de vez en cuando. Y unas gotas de heroicidad, las que aportará don Andrés cuando se dirija a la batalla a lomos de su fútbol guiando al ejército del tiki taka.

PabloG.

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