miércoles, 28 de noviembre de 2012

Rafa In!


El domingo a las cinco de la tarde me senté con ilusión a ver el partido que iban a disputar el Chelsea y el Manchester City. Al fondo de la habitación, la tele emitía una de las mejores y más emocionantes carreras de la historia de la Fórmula 1. Nada podía distraerme del que era el partido de la jornada en Inglaterra y en Europa. Pero resultó ser un tostón. Sin embargo, un hecho me llamó poderosamente la atención: minuto quince, Kolarov se dispone a botar un córner a favor de los sky blues. A su lado, un grupo de hinchas del Chelsea sujeta pequeñas pancartas con un mensaje demoledor. “Rafa Out!”. Atónito descubro que existen más pancartas de diversos tamaños pero con un mismo objetivo: mostrar que la afición del Chelsea no está con Benítez; que su romance con Di Matteo no acabará a pesar de su destitución. El aplauso atronador del minuto dieciséis como homenaje al italiano fue el culmen de una de las mayores injusticias jamás vistas en la historia del deporte.


Que el Chelsea no practica un juego sensacional es un hecho. Y bastante preocupante, teniendo en cuenta las desorbitadas cantidades que se han pagado por esos futbolista. Pero no se puede culpar de ello a Benítez. No el primer día que se sienta en el banquillo, después de haber dirigido tan sólo un par de entrenamientos. Benítez está en el Chelsea para hacerlo lo mejor posible hasta fin de año e intentar aglutinar a un vestuario dividido al que sólo la suerte y la anarquía han sido capaces de llevar a la gloria. Pero este método no es eterno. El hecho de que el Chelsea –el vigente campeón– tenga pie y medio fuera de la Champions League en la fase de grupos es el mejor ejemplo. Por eso Benítez tiene que dejar de ser el enemigo. Su etapa en el Liverpool terminó hace ya tres años.

Precisamente en la ciudad de los Beatles fue donde se consagró definitivamente como entrenador, por si a alguien le cabía algún tipo de duda después de su fulgurante paso por el Valencia –dos ligas y una copa de la UEFA–. No se debe olvidar que el técnico madrileño fue el primero en apreciar la superioridad del fútbol español sobre el resto. Fue valiente al aplicar el estilo que tantos años se llevaba usando en nuestro país en un fútbol tan cerrado como el inglés y su éxito fue rotundo. La final de Estambul marcó un antes y un después en la historia del fútbol. Si esto fue posible, fue gracias a la mano de Rafa. Cambió radicalmente la imagen y la mentalidad de su equipo en el descanso para remontar un histórico 3-0 al Milan de Kaká y alzarse con la quinta Champions de la historia del Liverpool. En ese equipo, junto a Gerrard y Carragher, Xabi Alonso y Luis García eran piezas clave, y Josemi y Núñez unos suplentes de lujo. Después llegaron Reina, Morientes, Arbeloa, Riera, Dani Pacheco… y Fernando Torres, con el que se volverá a rencontrar en Londres. Rafa es el entrenador que mejor rendimiento le ha sacado al Niño, el que le hizo un nombre en Europa y le permitió dar el salto a Stamford Bridge.


Lo que está claro es que si en algún aspecto va a salir especialmente beneficiado el Chelsea, ese es el táctico. Benítez ha demostrado durante toda su trayectoria ser un estratega nato. En Valencia, su Albelda-Baraja en el centro del campo funcionó a la perfección, aportándole al equipo una gran solidez; lo mismo que sucedió en Liverpool con el Alonso-Mascherano. En su nueva etapa necesita encontrar una pareja igual de fiable que le aporte equilibrio a un equipo que tiende a romperse. Está por ver cuáles serán los cimientos sobre los que tratará de construir su efímero macroproyecto. Sus objetivos quedaron claros en la presentación: lograr los cinco títulos a los que aspira el Chelsea. Talento y plantilla no le faltan para poder lograrlo. Tan sólo necesita que le dejen trabajar.

PabloG.

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