martes, 13 de noviembre de 2012

Con la calidad en las venas


El fútbol español puede respirar tranquilo: tiene un futuro casi igual de esplendoroso que su presente. Venció con autoridad la sub-21 en Italia, un triunfo que da aún más crédito a un equipo que parece haber superado ya definitivamente el trauma que provocó su lamentable actuación en los Juegos Olímpicos de Londres. No debe ser fácil reponerse ante una situación tan complicada, pero para este grupo de futbolistas parecen no existir límites. Rodrigo, Deulofeu y Álvaro Vázquez no hicieron más que justicia a lo que propuso España en el campo: una delicia.


Bajo la dirección de Isco y Sarabia, España bailó en el césped. Son dos futbolistas finísimos, delicados, estratosféricos. No tardarán en dar el salto a la Absoluta. Y cuando lo hagan, será para tener un papel muy relevante. Su calidad no les permite otra cosa. El madrileño dirigió al centro del campo con maestría; el malagueño fue el enlace ideal para Rodrigo. Y bajo sus batutas, Deulofeu se convirtió en un arma excesivamente peligrosa por la izquierda, a pierna cambiada. Pero hubo un futbolista que se saltó el guión por completo: Koke. El colchonero prescindió se saltó a la torera las imposiciones de Isco y Sarabia con el balón y quiso ser el protagonista. Mandó un balón medido a la espalda de la defensa desde el medio campo que dejó a Rodrigo solo frente a Bardi. El brasileño marcó tras sentar al meta italiano. No podía ser de otra manera. Puso su firma al partido con su duodécimo gol en diez partidos, igualando el récord anotador de Óscar García Junyent.

Italia quería tomar el mando, pero jugaba a algo que no estaba bien definido. Movía el balón de un lado a otro, pero sin ritmo ni intención. No lograba inquietar bajo ningún concepto la portería de Mariño. Quizá acusó demasiado las tempraneras lesiones de Saponara y, sobre todo, Sala, uno de los futbolistas más peligrosos de este combinado sub-21. Sea como fuere, España no perdonó. Volvió a aparecer Sarabia, esta vez con Deulofeu como invitado de excepción. El canterano culé puso un pase medido al ex madridista para que encarara portería. Vio que Isco se aproximaba por la izquierda libre de marca para hacer el segundo. No se la pasó. Prefirió ser agradecido y devolvérsela en boca de gol a Deulofeu cuando se encontraba frente a Bardi. La primera mitad retratada en una jugada trazada con escuadra y cartabón.


Cambió de cara Italia tras la reanudación. La entrada del espanyolista Longo resultó decisiva para ello. El joven delantero cedido al conjunto perico por el Inter de Milán incomodó más que todos sus compañeros juntos moviéndose por todo el frente del ataque. De hecho fue el autor del gol transalpino al aprovechar un gran pase profundo de Sansone desde la izquierda. Longo se lanzó a por él, ganó la partida a Carvajal y batió a Mariño con un disparo cruzado. España estaba fuera del partido. Y los numerosos cambios que se estaban realizando no contribuyeron a mejorar la situación. No en ese mismo instante, aunque después resultaron decisivos para hacer el tercer y definitivo tanto en una jugada calcada a la del primer gol, con protagonistas diferentes. Esta vez, Muniain –que acababa de entrar– hizo de Koke y Álvaro Vázquez, de Rodrigo. Venció España y convenció. Es un lujo y una alegría constante ver jugar a cualquier equipo que vista la camiseta roja de la selección española.

PabloG.

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