lunes, 29 de octubre de 2012

Las claves de la maldición alemana




Doce años lleva el Madrid sin ganar en Alemania. Y la culpa de que esta negra racha continúe después del partido del miércoles la tiene la imagen de arriba, en la que se puede observar a Xabi Alonso totalmente fuera de su posición iniciando el juego desde la defensa. El problema que esta imagen presenta no es culpa del propio Xabi Alonso, sino más bien del hecho de que cuando Jürgen Klopp jugó a ser Mourinho, Mourinho no supo a qué jugar. El Madrid se sintió incómodo con el balón en los pies en todo momento. Contó con grandes ocasiones –como no, ante todo es el Real Madrid–, pero llegaron siempre en jugadas aisladas. No fue capaz de darle ritmo al juego. Y fue por culpa del gran trabajo táctico que hizo Jürgen Klopp y que sus hombres representaron a la perfección sobre el césped.







Se puede apreciar con claridad el principal cometido del Borussia Dortmund: ejercer una presión asfixiante sobre el núcleo de creación del Real Madrid, formado por Xabi Alonso y Özil, y al que, tras la lesión de Khedira, se unió Modric. Para eso, Götze, Reus y Grosskreutz, hombres altamente ofensivos, debieron sacrificarse en tareas defensivas para encimar a los mediocentros madridistas. Esto permitió que Kehl y Bender se permitieran el lujo de permanecer en la retaguardia cortando una posible línea de pase, u ofrecer alguna ayuda defensiva a los mediapuntas si era necesario.

Pero este plan no funcionó durante los noventa minutos. El Madrid alguna que otra vez se aproximó al área, lógicamente. En ese momento, el Dortmund se replegaba en su campo juntando las líneas del centro del campo y la defensa para dejar, sin contar al portero, hasta ocho jugadores tras el balón, a los que habría que añadir al mediapunta –en este caso, Götze– que se quedaba en zona de vigilancia. Esto hacía imposible que el Real Madrid pudiera filtrar ningún pase y le dejaba como único recurso un disparo lejano de alguno de sus mediocentros, o, como mucho, de sus interiores. Automáticamente, tanto Benzema como Ronaldo quedaban desactivados y sumergidos en un mar de camisetas aurinegras.



La respuesta de Mourinho ante esta situación fue contundente. El portugués decidió adelantar un poco la posición de Sergio Ramos en ataque hasta convertirlo en un engranaje más de la elaboración de juego. Desde la banda derecha, el sevillano se juntaba con Alonso y Modric para pillar por sorpresa a los alemanes. Llamó la atención esta medida táctica, que difícilmente hubiera podido llevar a cabo con Arbeloa en el campo, pero la verdad es que aportó cosas interesantes al Real Madrid. Sobre todo porque permitió a Di María moverse con mayor libertad. El argentino se echó a la espalda a su equipo y comenzó a ser una auténtica pesadilla. Sus diagonales fueron tormentosas, sus pases venenosos y sus disparos amenazadores.





Pero esta medida, aunque liberó a Di María, no logró desatascar al Madrid. Y lo que es peor, permitió al Dortmund hacer por el flanco izquierdo lo que tan bien estaba haciendo por el derecho: crear situaciones de superioridad. Que Essien no es lateral izquierdo es por todos conocido. Que tenga carencias en esa posición es algo normal. Que si no tiene ayudas es lo más parecido a un coladero se comprobó el miércoles. Fueron inteligentísimos los jugadores del Dortmund al hacer lo que, por otra parte, viene siendo habitual en ellos. El juego por las bandas inclinó la balanza del lado alemán. Y la principal baza fueron los grandes laterales que posee el club de la Cuenca del Ruhr. Piszczek, acompañado por Reus y Götze, fue un puñal por la banda de Essien, que tan sólo contaba con el tímido apoyo de Modric o Alonso mientras Ronaldo quedaba arriba a la espera de una contra. Mientras, Grosskreutz y Götze aprovechaban los huecos que dejaba Ramos para abrirle una autopista a Schmelzer. De la banda derecha, gracias a una nueva situación de superioridad, nació un fantástico centro de Götze que, tras el despeje de Casillas, Schemelzer transformó en el segundo tanto borussen con una genial volea desde la frontal. No fue más que el reflejo de lo que estaba siendo el partido.




Así se fraguó el segundo gol del Dortmund
A Jürgen Klopp le salió bien la jugada de repartir la posesión entre los dos equipos, pero jamás hubiera ganado la partida de no ser por la soberbia actuación que firmaron Bender, Reus, y especialmente, Kehl y Götze. El Borussia fue muy superior en el aspecto técnico y arrasó en el táctico. Y todo ello frente a un gran equipo como el Real Madrid y un entrenador como José Mourinho, un estratega nato que esta vez tuvo que hincar la rodilla. No tuvo recursos para contestar al gran trabajo alemán. Se vio impotente, carente de ideas a pesar de los medios con los que disponía. Una gran derrota en toda regla. De esta forma es imposible acabar con la maldición.

PabloG.

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