martes, 13 de diciembre de 2011

Fútbol en Blanco y Negro: Fritz Walter

Fritz Walter nació el 31 de octubre de 1920 en Kaiserslautern. Con 17 años debutó en el equipo de su tierra y de sus amores, el homónimo equipo de su ciudad. El 14 de julio de 1940, con la Segunda Guerra Mundial ya empezada y sólo 19 años de edad, debutó en la selección alemana de la mano del seleccionador Herberger. Su carta de presentación fue un hat-trick a la selección rumana, en un partido que acabaría 9-3 con victoria alemana. Walter, que destacó durante toda su vida por su humildad y sencillez fuera de los terrenos de juego, brillaba en el verde por su visión de juego, su técnica y su capacidad de sacrificio, además de por su capacidad goleadora, a pesar de ser centrocampista.

Pero el joven Fritz, cuya carrera era muy prometedora, no pudo disputar ningún partido internacional entre 1943 y 1950. Reclutado en 1942 y enviado al frente de batalla al año siguiente como paracaidista en la frontera entre Eslovaquia y Hungría. Fue hecho prisionero y llevado a un campo de concentración donde contrajo la malaria.

Durante su cautiverio se hizo famoso entre los presos y los guardianes por su increíble habilidad futbolística. Se dice que este hecho pudo ser uno de los motivos por el que un guardián ruso, a la llegada del ejército soviético, le salvó la vida: afirmó que Fritz era francés en vez de alemán y fue puesto en libertad.

Tras los años de cautiverio, el regreso a su país fue triunfal. En 1951, después de haber hecho al Kaiserslautern campeón de liga, regresó a la selección alemana como capitán. Herberger quería que Walter fuese el líder de la Alemania de la posguerra y su prolongación en el campo. Posteriormente en 1953, volvió a hacer campeón al Kaiserslautern, para un año después, en 1954, capitanear y liderar a Alemania en el Mundial de Suiza.


Pocos apostaban por la selección alemana. La guerra, y la evidente expulsión de los torneos internacionales, había pasado factura en el equipo bávaro. Las jóvenes promesas se habían convertido en jugadores entrados en años y el equipo no parecía estar a la altura del torneo. La clara favorita era Hungría, los magiares mágicos, capitaneados por el gran Ferenc Puskas. Eran el rival a batir y parecían invencibles. No ayudó mucho a cambiar esa idea la clamorosa derrota alemana contra los húngaros por 8-3 en la fase de grupos. Alemania entera pedía la destitución de Herberger. Pero el conjunto germano mantuvo el tipo y consiguió la clasificación.

Tras la fase de grupos, Alemania venció a Yugoslavia por 2-0 con una gran actuación de Walter, que dirigió a su equipo. Los teutones se encontraban en semifinales y sus rivales eran los austriacos. En el partido contra Austria, el combinado germano ganó con comodidad por 6-1 con dos goles de Walter, ambos de penalti. Alemania llegaba a la final de la copa mundial, que se disputaría en el Wankdorfstadion de Berna. Su rival sería la todopoderosa Hungría de Puskas, Koksis, Czibor y compañía.


El Milagro de Berna”

Era 4 de julio. Por la mañana el sol brillaba en la capital suiza. Pero poco después, el tiempo cambió radicalmente y empezó a diluviar. Fritz estaba feliz. “Tu tiempo” le dijo Herberger. Tenía razón. Como consecuencia de la malaria, el calor le hacía subir la fiebre, mientras que con lluvia se encontraba en perfectas condiciones.

Llegaron alemanes y húngaros al estadio. El partido dio comienzo. En juego, la Copa del Mundo. Los húngaros marcaron dos goles en los primeros ocho minutos de juego con goles de Puskas y Czibor. El fantasma del 8-3 rondaba sobre el equipo alemán. Pero los bávaros, bravos por naturaleza no se achicaron y en el minuto 14 recortaron distancias por medio de Morlock, y cuatro minutos más tarde consiguieron el empate, logrado por Rahn, tras un saque de esquina botado por Walter.

La lluvia hacía cada vez más pesado el terreno de juego, lo que dificultaba el juego de toque de la selección húngara y beneficiaba el juego físico alemán. Además, la selección teutona contaba con un “arma secreta”: Herberger había conseguido que la joven empresa Adidas proveyese a su equipo de un revolucionario calzado con tacos atornillables, lo que permitía elegir la longitud de los tacos de las botas.

Hungría, a pesar del estado del césped siguió con la posesión, mientras que Alemania se entregaba a la clase y el sacrificio de su líder Fritz Walter. Pero a falta de seis minutos, Alemania obró el milagro. Rahn consiguió el 3-2 y Alemania se proclamaba campeona del mundo por primera vez en su historia. Walter y los suyos habían derrotado a la gran Hungría de Puskas y el propio Fritz recogió el trofeo que les acreditaba como campeones mundiales. Esta victoria daba un soplo de aire fresco a toda una nación destrozada por la guerra. Había nacido un mito.


Influencia de Fritz Walter

1.- Permaneció durante 21 años, desde 1938 hasta 1959, en el equipo de su ciudad, el Kaiserslautern, rechazando sustanciosas ofertas del Nancy o el Atlético de Madrid entre otros, por lo que es todo un símbolo de fidelidad a unos colores.

2.- En 1970 recibió la Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Federal de Alemania, siendo el primer futbolista en recibirla.

3.- En 1974, antes del partido de semifinales que enfrentaba a Alemania con Polonia, el laureadísimo capitán de la selección alemana, Franz Beckenbauer, apeló al espíritu de Walter durante un discurso anterior a dicho partido para conseguir la victoria.

4.- En 1985, el estadio del Kaiserslautern, el Betzenberg, pasó a llamarse Fritz-Water-Stadion, en honor al carismático futbolista.

5.- Es, junto a Beckenbauer, Seeler y Matthäus, capitán honorario de la selección alemana.

6.- En 1995 recibió la Orden al Mérito de la FIFA.

7.- Fue el líder simbólico de la candidatura de Alemania para albergar la Copa Mundial de la FIFA de 2006, en especial de su ciudad, Kaiserslautern.

8.- Murió en 2002, durante el Mundial celebrado en Corea y Japón, no pudiendo cumplir así su sueño, ver a Alemania en su estadio en el Mundial de 2006.

y 9.- En Alemania se utiliza la expresión “Fritz-Walter-Wetter” (el tiempo de Fritz Walter) para referirse a un día lluvioso.



PabloG.

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